¿Es verdad que duele el brazo izquierdo antes de sufrir un infarto? ¿Qué dice la medicina?

El dolor en el brazo izquierdo se ha convertido en un síntoma temido por muchas personas, ya que se ha popularizado como un posible indicio de un infarto agudo de miocardio, comúnmente conocido como ataque al corazón.

Sin embargo, es importante entender que el dolor en el brazo izquierdo no es necesariamente un síntoma predictivo infalible de un infarto, y su presencia o ausencia puede variar ampliamente entre las personas.

En este artículo, exploraremos lo que dice la medicina sobre este tema y desmitificaremos algunos conceptos erróneos.

¿Por qué se asocia el dolor en el brazo izquierdo con un infarto?

La asociación entre el dolor en el brazo izquierdo y un infarto se basa en la anatomía del corazón y el sistema circulatorio.

El corazón se encuentra ligeramente inclinado hacia la izquierda en el pecho, y su irrigación sanguínea proviene de las arterias coronarias, que envuelven el corazón.

Cuando una de estas arterias coronarias se obstruye, lo que ocurre en un infarto, puede causar dolor en el pecho, conocido como angina. Este dolor puede irradiar o extenderse a otras áreas, como el brazo izquierdo, el cuello, la mandíbula o la espalda.

El dolor en el brazo izquierdo como síntoma de infarto: lo que dice la medicina

Aunque el dolor en el brazo izquierdo puede ser un síntoma de un infarto, no es un indicador único ni siempre presente.

La medicina ha identificado una serie de síntomas más específicos que son más confiables para reconocer un infarto. Estos síntomas incluyen:

  1. Dolor en el pecho: El dolor o la opresión en el pecho, a menudo descrito como una sensación de «pesadez» o «quemazón», es uno de los síntomas más característicos de un infarto.
  2. Dolor que irradia hacia el brazo izquierdo: Si bien es cierto que el dolor puede extenderse al brazo izquierdo, también puede irradiar hacia otras áreas, como el cuello, la mandíbula, la espalda o incluso el brazo derecho.
  3. Sensación de opresión o malestar en el pecho: No todos los pacientes con infarto experimentan un dolor agudo; a veces, la sensación es de presión o malestar en el pecho.
  4. Dificultad para respirar: La falta de aire o la dificultad para respirar también puede estar presente.
  5. Sudoración excesiva: La sudoración fría y pegajosa, que no se debe al calor o al esfuerzo físico, puede ser otro síntoma.
  6. Náuseas o vómitos: Algunas personas pueden sentir náuseas o vomitar, especialmente en mujeres.
  7. Mareos o desmayos: Los episodios de mareos o la sensación de desmayo pueden ocurrir en algunos casos.

La importancia de buscar atención médica

Es fundamental comprender que un infarto puede manifestarse de manera diferente en cada persona, y algunos pueden experimentar solo algunos de estos síntomas o incluso ninguno en absoluto.

Por esta razón, ante cualquier señal de malestar inexplicable en el pecho o en el brazo, especialmente si tienes factores de riesgo para enfermedades cardíacas (como hipertensión, diabetes o antecedentes familiares), es esencial buscar atención médica de inmediato.

La demora en la atención médica ante un infarto puede ser peligrosa y aumentar el riesgo de daño cardíaco permanente o incluso de muerte.

Los médicos pueden realizar pruebas, como un electrocardiograma y análisis de sangre, para diagnosticar un infarto y tomar medidas rápidas, como la administración de medicamentos o la angioplastia, para restaurar el flujo sanguíneo al corazón.

Si bien el dolor en el brazo izquierdo puede ser un síntoma de un infarto, no es el único ni el más confiable. La medicina se basa en una serie de síntomas más característicos, como el dolor en el pecho, la dificultad para respirar y la sudoración excesiva, para reconocer un infarto.

Ante cualquier señal de alarma o malestar inexplicado en el pecho o en el brazo, se recomienda buscar atención médica inmediata para una evaluación adecuada y la adopción de medidas apropiadas.

La prevención de las enfermedades cardíacas a través de un estilo de vida saludable y el control de los factores de riesgo siguen siendo la mejor estrategia para evitar un infarto.